martes, 20 de abril de 2010

Capítulo 14 [Aun no comprendo]

Claro, claro. Entonces, pongamos esto en orden... Al parecer, por algún motivo que ignoro, aquí me conocen, o al menos Hatter. Si, Hatter: un extraño hombre, que habla extremadamente a prisa, está envuelto por un aura de felicidad... o locura, inconciencia, quien ideó este extraño plan de que sea reina y quien extrañamente me interesa tanto. Eso, quieren que sea reina, ¡Yo! Que idea tan descabellada, incluso para él. Además, ¿Cómo se supone que lo haga? Hatter dijo que al llegar a su castillo obtendría su mismo estatus. Como si acaso el simple hecho de pisar un lugar me convirtiese en una reina. Aunque... bueno, quien sabe, aquí todo es tan raro que...

-¿Alice?... ¿Alice, linda, estás bien? –Una repentina voz, suave pero con un deje de preocupación me trajo de vuelta a la realidad, o lo que se suponga que sea. Cuando logré salir de mi mente respondí.

-S-si, lo siento mucho, estaba... pensando. –Me sentía avergonzada, no corresponde quedarse mirando el vacío, inmerso en tus propios pensamientos estando frente a tu anfitrión.

-Oh, que alivio. No tienes de que disculparte bonita, nadie ha salido herido. –Sonrió. -Dime, ¿En qué pensabas? ¿Es que consideras poco posible el destronar a la Reina Roja? –Imposible diría yo –No imagines tonterías, o bueno, si, mejor hazlo, es saludable ¿Sabías?... ¿Que te decía? Ah, si, que claro que puedes quitarle el trono, ¿Cómo no serías capas de ello?

Y ahí iba de nuevo, aventurándose en mis pensamientos, era desconcertante y al mismo tiempo algo irritante, llegas a creer que no tienes control sobre lo que piensas.

-Eh, s...no. En realidad no comprendo muy bien cómo es eso de la... “conversión” a reina. ¿Que? ¿Adquiriría su mismo estatus y poder social y político? Pero no imagino como podría ser eso....

-¿Su mismo qué? ¿Eso se come?... ¿¡Y es sabroso!? –Su rostro se iluminó como el de un pequeño. Me hizo algo de gracia que no supiera lo que es el estatus socio-político, pero no dejó que le explique puesto que, intentando, fallidamente, recobrar la seriedad, continuó: -Es muy sencillo, llegas al castillo y eres reina. ¿Qué no comprendes?

Bueno, dicho así suena fácil; aunque no por eso coherente. De todas formas no me atreví a preguntar más, ¿Cómo podía no comprender algo tan simple?

No hay comentarios:

Publicar un comentario